Una Especie.

Hoy fue el último día de la señora Rigoberta, nada se puede hacer ante el cáncer de médula espinal, bueno en ocasiones se puede aminorar  pero el caso de ésta señora pues nada se pudo hacer. Aún recuerdo los momentos de pasión que vivimos, recuerdo cómo la tomaba por el rostro y siempre con una fruta entre los dientes, le hacía comer un bocado de placer.
Pero bueno ya esta más fría que un pez de mercado de central de abasto.

Por momentos me pregunto a quién voy a conocer, eso de que te soliciten para sus momentos inolvidables y pues para muchos se lo toman tan enserio, que son de vida o muerte. A decir verdad, no me interesan esas problemáticas morales de las personas, me aburre el hecho de pensar lo que es bueno o malo. Suficiente tengo con ver los resultados, por ejemplo, el dinero, el placer, la felicidad, así sea momentánea, la diversión y el orgasmo, casi siempre revelador. Los excesos siempre resultan, se forja, se prende y se vuela en los horizontes lánguidos del existir. Casi nunca me vanaglorio de lo hecho con estas mujeres, siento que por ocasiones a esta pobre alma triste y sola que es la mía, le inyectan una sobredosis de inefables razones por la vida. No se puede en ocasiones dormir, pues cualquier momento es bueno para llegar al punto de la existencia, cualquier momento de igual manera se puede dormir, ¿quién es dueño del sueño y sus horarios? ¿quién se atreve a decir el "tiempo" de alguien? El dinero a veces me decían, claro, efímero cómo él solo se sabe dar.

No importa yo seguiré dando el placer a todas esas mujeres que tienen una muerte terminal, me pagan, me dan placer y no existe "ente" que me juzgue por dar una última voluntad. O acaso será una especie de Necrofilia?

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